Creatividad, microsegmentación y el Brexit
“Los que están fuera, los que no votan, los antisistema, los indignados… entre unos y otros al final son tres millones de votos”. Estas palabras están extraídas de “Brexit”, película recientemente estrenada en Netflix que aborda el éxito de una campaña que, gracias a las redes sociales, supo conectar milimétricamente con nichos de ciudadanos con los que nadie contaba.
Esta visión, anticipada ya años atrás por Barack Obama, puede parecer ciencia ficción o solo al alcance de gurús tecnológicos de Silicon Valley… pero nada más alejado de la realidad. La microsegmentación es la brújula que está guiando hoy día las estrategias de contenidos de empresas, organismos e instituciones. A precios irrisorios, comparados con las desorbitadas cifras de los formatos publicitarios más tradicionales, las redes sociales permiten afinar las campañas de contenidos hasta impactar a nuestro consumidor prototipo. Solo es necesario un buen plan de contenidos, una visión estratégica adecuadamente construida y, sobre todo, mucha creatividad.
Hasta aquí la teoría… todo perfecto. Y ahora, ¿por dónde empezamos? ¿Construimos el contenido? ¿Seleccionamos el formato? ¿La red social? Pues bien, lo primero es sentarse y definir claramente dos puntos que marcarán el éxito de la campaña: tener muy claro a quién nos queremos dirigir (algo aparentemente obvio, pero que en una campaña de microsegmentación adquiere una relevancia mayor aún) y cuál es la red social que nos ofrece las mejores posibilidades para llegar a dicho cliente. Este tema es clave, ya que las variables de segmentación de cada red son muy diferentes. Por ello, es fundamental conocer muy en detalle las diferencias entre unas y otras, y las novedades que van incorporando en relación a sus formatos publicitarios.
En una campaña de microsegmentación no hay que estar en todas las redes sociales. Si queremos regionalizar en Jaén una campaña de gran consumo, Facebook e Instagram son las plataformas más idóneas. Si deseamos llegar a las personas que estén hablando sobre un tema en concreto (un partido de fútbol, por ejemplo), la mejor elección es Twitter ―las otras directamente no ofrecen la posibilidad de segmentar a los usuarios según estén empleando unas u otras palabras clave―. Y si la variable que marca nuestra audiencia es su desempeño profesional (¿ingenieros informáticos que trabajen en empresas de más de 500 empleados?), olvidémonos de estas tres y hagamos una campaña con LinkedIn. Son solo tres ejemplos. Las posibilidades de microsegmentar a nuestra audiencia son infinitas. Basta con conocer bien a nuestro cliente… y, sí, creatividad, ¡mucha creatividad!